En el mes de marzo, la República Dominicana revive momentos cruciales de su historia, recordando las batallas que sellaron su soberanía y el nacimiento de uno de los tres Padres de la Patria. Francisco del Rosario Sánchez se destaca como una figura esencial en el proceso independentista, reconocido tanto por su liderazgo como por su sacrificio.
Líder en Tiempos Críticos
Durante los momentos decisivos de la lucha por la libertad, y ante la ausencia de otros grandes próceres como Juan Pablo Duarte, Sánchez asumió el mando. Junto al Comité de los Trinitarios, dirigió la histórica proclama de independencia en la Puerta del Conde, el 27 de febrero de 1844, marcando el grito definitivo por la emancipación de la nación.
El Legado de un Mártir
El historiador dominicano Roberto Cassá destaca que “la fundación de la República el 27 de febrero no fue hecha por Duarte ni Santana, sino por Sánchez. Cuando se produjo la anexión a España, fue este libertador quien se levantó en armas, pagándose con su vida y quedando en la memoria histórica como símbolo de resistencia.” Por su parte, Manuel Rodríguez Objío subrayó que Sánchez debía ser reconocido como la figura principal del proceso independentista, evidenciando la magnitud de su aporte a la causa.
El Sacrificio Supremo
Francisco del Rosario Sánchez no solo proclamó la independencia, sino que también entregó su vida en defensa de ella. Capturado y fusilado el 4 de julio de 1861 por orden de Pedro Santana, su muerte lo consagró como un mártir, perpetuando su legado de valentía y determinación en pro de la libertad.
Una Inspiración Perdurable
Hoy, el recuerdo de Sánchez sigue siendo una fuente de inspiración para las nuevas generaciones. Su compromiso inquebrantable con la independencia y su sacrificio personal constituyen un legado que continúa fortaleciendo el espíritu de resistencia y el amor por la patria en el corazón de los dominicanos.
