En los márgenes de la ciudad, donde los desafíos se acumulan como polvo sobre los sueños, la historia de Yulis Altagracia Díaz Rodríguez destaca como un ejemplo de perseverancia y dignidad. Sargento de la Policía Nacional y madre de cinco hijos, Díaz Rodríguez ha enfrentado batallas que van más allá de las calles que patrulla. Su lucha diaria es por ofrecer un hogar digno y un futuro mejor para su familia.
Cuando Ingrid Castro de Guzmán, presidenta de la Asociación de Esposas de Oficiales de la Policía Nacional (ASEOPNA), visitó el Residencial Praderas del Norte, en Los Alcarrizos, no solo entregó mobiliario y electrodomésticos, sino también un mensaje de reconocimiento y esperanza para una mujer que simboliza la fortaleza de miles de madres policías.

“Cada objeto que recibo no es solo un mueble, es una oportunidad”, dijo Díaz Rodríguez, con la voz quebrada. Un camarote para sus hijos representa descanso y sueños compartidos; una lavadora, la posibilidad de mantener la dignidad familiar; y un televisor de 32 pulgadas, momentos de unión y alegría en un hogar donde cada sacrificio tiene su valor.
Esta entrega no es solo un acto de apoyo, sino también un reconocimiento a la valentía de una mujer que equilibra su vocación de servicio con la responsabilidad de ser madre. Día a día, Díaz Rodríguez demuestra que la verdadera seguridad no se construye solo con patrullajes, sino con sacrificio, amor y determinación.

La historia de Yulis Altagracia no es un caso aislado, sino el reflejo de miles de mujeres en uniforme que protegen a la sociedad mientras construyen sus propios sueños. Detrás de cada insignia hay un corazón, una familia y una historia de resiliencia.
La presidenta de ASEOPNA estuvo acompañada por el general Eduardo Escalante Alcántara, la coronel Juana Yudelka Almonte Martínez y representantes de Servinta-Alogary, reafirmando el compromiso de la institución de apoyar y reconocer la labor de los hombres y mujeres que dedican su vida a la seguridad del país.